lunes, 21 de enero de 2008

Inexplicable

EFECTO: Dos espectadores mezclan repetidas veces una baraja, con las cartas colocadas mediante cortes al azar: unas cara arriba y otras cara abajo. Primer efecto: El mago se concentra y adivina
las cartas que han quedado cara arriba. Segundo efecto: De las cartas que hay cara arriba adivina el número de rojas o negras que hay en ese paquete.

MÉTODO: De una baraja mezclada, debes conocer cuántas cartas de color rojo hay entre las 23 superiores y conocer también qué carta es la que ocupa el lugar 23. La forma de obtener esa información es variada: puedes empezar con dicho juego la sesión y haberlo mirado antes; o bien, hacerlo delante de las narices de los espectadores con la excusa de retirar los comodines: toma la baraja y a partir de la cara cuenta hasta llegar a la carta que ocupa el lugar treinta y recuérdala (en una baraja de 52 cartas la carta 30 contando por debajo es la 23 contando por encima). Sigue pasando cartas contando el número de cartas rojas que hay desde la carta guía hasta el final (incluida la carta guía) y también lo recuerdas. Para la explicación supondremos que la carta guía es el seis de corazones y que hay trece cartas rojas entre las veintitrés primeras.

Comienza el juego: Mezcla en falso la baraja para que no se desordenen las 23 primeras cartas. Cuando termines, extiende la baraja y busca el seis de corazones. Corta la baraja por dicho punto
de manera que dicha carta te quede en el fondo del paquete cortado y deja los dos paquetes cara abajo en la mesa. Esto se hace de forma casual, sitúa uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
Durante el juego se efectuarán numerosas mezclas, no es indispensable, pero sí preferible que todas las mezclas que se hagan sean del tipo americano, nombre común de las mezclas por hojeo.
El espectador de tu izquierda tiene el paquete de 23 cartas, y el de la derecha el resto. Pide a los espectadores que mezclen cuanto deseen el paquete que tienen delante. Luego, con los paquetes en la mesa, que cada uno de ellos corte una pequeña porción de cartas de sus respectivos paquetes, lo gire cara arriba y, luego, deben cambiarse entre sí esos dos pequeños montones que han girado. Es decir, los espectadores vuelven e intercambian el montón cortado.
Dichos paquetes los colocan sobre los que tienen en la mesa. Cada uno tendrá un paquete compuesto de unas cartas cara arriba y otras cara abajo.
Pide que mezclen sus paquetes cuantas veces quieran y después que hagan la misma operación de antes: cortar un montoncito, girarlo, intercambiarlo con el otro espectador y ponerlo encima de su paquete. Y que mezclen cuanto quieran.
Las acciones descritas en los dos párrafos anteriores pueden repetirse indefinidamente, pero con tres intercambios que se hagan es suficiente.
Para finalizar, pide al espectador de tu izquierda (el que tenía 23 cartas inicialmente) que gire su paquete completamente y que lo mezcle con el del otro espectador (que no se gira) recomponiendo la baraja. Y ya está.
Recapitula lo hecho y di que nadie sabe cuántas cartas hay boca arriba y boca abajo. Todos estarán de acuerdo. Pues no, por sorprendente que esto sea, hay 23 cartas cara arriba. Adivínalas poniéndole un poco de teatro, pasando la mano por encima de la baraja, sin tocarla, fingiendo que dudas, etc. Mientras que el público saca las cartas cara arriba para contarlas y comprobar tu acierto te vuelves de espaldas.
Ahora viene el climax final. Vuelto de espaldas di que animado por el éxito intentarás algo más. Ruega al espectador que tome el paquete de cartas cara arriba y que vas a intentar saber, después de la multitud de mezclas, cuántas cartas rojas contiene. En nuestro ejemplo contendrá trece cartas rojas (el número de cartas que contaste al principio) ¡Qué curioso! Así pues, dramatizando la situación y con las dudas consabidas las adivinas.
Bueno, ya lo has visto, realmente inexplicable. El número de 23 cartas lo puedes cambiar a tu gusto, si repites el efecto ante las mismas personas. Puede ser cualquiera, para que queden, por
ejemplo, 25 cartas, la carta guía debe ser en ese caso la carta que ocupe el lugar 25. Realmente, lo único que se necesita es conocer el número de cartas que contiene el paquete de la izquierda y cuántas cartas rojas o negras lo componen.
Te he dicho que es conveniente que las mezclas sean a la americana, para que así no pierdas de vista la posición relativa de los paquetes y no corras el riesgo de que les den un giro más de la
cuenta.

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